Qué tema tan extraño, ¿verdad? ¿No está muy claro qué es fantasía y qué es realidad? Cuando éramos jóvenes, era un poco difícil saber lo que era real y lo que no. Pero hemos avanzado mucho, ¿no? Hacemos planes para el futuro, estudiamos la universidad y la carrera, pensamos en el matrimonio y los hijos. Hemos crecido.
Pero, de algún modo, parece que volvemos a ser jóvenes y a fantasear con nuestra realidad, a veces incluso confundiendo ambas cosas.
Nuestras cabezas están llenas de romances de películas, libros, música, cosas que nublan nuestro juicio. La vida no es como las películas con piruletas y arco iris. El romance no es fácil. El matrimonio es un trabajo duro. La universidad no es sólo una experiencia que hay que vivir; hay responsabilidades y trabajo que hacer para obtener una educación.
Luego está el sexo: es difícil estar en un momento íntimo cuando estás pensando en la realidad de las ETS y el embarazo, o simplemente preguntándote si él/ella se quedará conmigo. ¿Y las películas y cómo lo representan? Un rollo de una noche parece tan fácil y bueno en la gran pantalla. La realidad es que no conocemos toda la historia; siempre hay consecuencias. Intentar vivir en una fantasía de película es tan peligroso como decepcionante.
La fantasía nos enseña: si no es perfecto, encuéntralo mejor.
Este tipo de pensamiento nos conduce a desengaños innecesarios, expectativas poco realistas y/o al divorcio.
La realidad nos enseña: nadie es perfecto, y nuestras vidas tampoco lo serán.
Si vemos las cosas a través de estas lentes, sabemos que las relaciones y el matrimonio duran más con el perdón y la bondad. ¡Nuestras vidas pueden estar llenas de gran amor y recuerdos cuando permanecemos en la realidad!
No compares tu vida con las fantasías que te presenta el mundo, eso sólo difumina las líneas. Elige vivir la realidad con mucha menos ansiedad, miedo y angustia.
Por Karen G., Directora de Operaciones del Centro de Recursos de Greeley, CO